Los veranos en Kyoto son realmente insoportables, el calor es tan húmedo que continuamente tienes sensación de cansancio. Durante ese mes apenas usé kimono, la gente de Kyoto tampoco lo usa. Mi profesora me decía que durante esa época solamente vestía yukata porque no podía soportar la humedad. Por suerte, las estaciones son bastante puntuales y a finales de mes ya empezó a refrescar un poco aunque todavía hacía mucho calor.
Aprovechando esta ocasión, fui al mercadillo de Kitano Tenmangu. Cuando me veían los vendedores quedaban sorprendidos de verme vestida en kimono con el calor que hacía.
Mi combinación para ese día fue lo más refrescante posible: kimono ro de seda, con nagoya obi también ro; el obiage y obijime de verano y el único inconveniente era el juban también ro pero sintético.
Al llegar a casa, puse todas la prendas aireándose para evitar la aparición de humedades. Como la seda no se puede lavar en casa es indispensable colgar las prendas durante varias horas.